OS VOY A CONTAR:

Alguien guardaba un lienzo en un armario.
Antes lo cambió de alcobas; de vestidores; de hogares…
Y ahí permanecía, olvidado entre piezas de ropa que esperan vestirse.
Le daba miedo enfrentarse; enfrentarlo; abordarlo…
Temía violarlo, como cuando te quitan la ropa sin desear lo que viene…


Es entonces cuando le dije:

“Deja que te sorprenda la idea. En ese momento le arrebatas el blanco al lienzo.
Será entonces cuando la inspiración se apodere de ti. Te atrape. Te marque.
Entonces…, plasmarás todos y cada uno de los colores, de las formas.
Y modelarás con la vista la idea que poco a poco se irá descubriendo
hasta plasmarse,
inmortalizarse …………………………………….........................

Otra opción es dejarlo así. No tocarlo. No mancharlo.
Mostrarlo como un espejo que no proyecta tu imagen;
mejor, a veces es mejor imaginarnos que mirarnos, porque no nos reconocemos.
Hay veces, que es mejor no perder el tiempo buscándonos; ya nos encontraremos”


Entonces, concluí:

“Que bonito ese blanco. Que bonito.
Que bonitas las cosas que no se dicen y están por decir.
Qué lindo lo puro.
Qué hermoso lo bello.
¡Me encanta vivir!”